La futura Ley de Economía Sostenible (LES) tiene como objetivo fundamental garantizar el
crecimiento de la economía española mediante el incremento de su competitividad. Esto no sólo
queda claro en sus primeros artículos en los que marca los objetivos de la ley, sino que se
despredende de la lectura de su articulado y, muy especialmente, de sus disposiciones
adicionales, que suponen un entramado económico que no tiene nada que ver con la
sostenibilidad.

Buscar el crecimiento continuo es una medida que considera que vivimos en un planeta de
recursos y sumideros (basureros) infinitos, en el que el crecimiento continuado es posible, ya que
el crecimiento económico no puede realizarse si no es con un incremento constante del consumo
energético y de materiales, así como mediante una producción creciente de residuos.

Esto queda meridianamente claro al analizar los principales indicadores ambientales agregados,
como el Requerimiento Total de Materiales o la huella ecológica. El Requerimiento Total de
Materiales de la economía española se incrementó un 11'8% entre 2000 y 2006, y también lo hizo
en términos per cápita (OSE, 2009). Por otra parte, España tiene una huella ecológica global de
5,7 hectáreas globales per cápita y un déficit ecológico del 338% (WWF, 2008).

Debería considerarse economía sostenible aquella que lleva mucho tiempo siendo denominada
como economía ecológica y que tiene entre sus referencias trabajos como los de Jose Manuel
Naredo, Óscar Carpintero o Joan Martínez Alier. Esta economía rechaza el crecimiento económico
como objetivo; ya que supone una progresiva reducción de la explotación de recursos naturales y
de la generación de recursos naturales, muy especialmente de los recursos no renovables;
compatibiliza la calidad de vida con la reducción de la huella ecológica; favorece la igualdad de
oportunidades, y que garantiza el respeto ambiental, de forma que permite satisfacer las
necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro
para atender sus propias necesidades, ni del resto de especies que habitan el planeta.
Principios de una economía sostenible son:

  • El cierre de los ciclos de la materia, evitando para ello la introducción de xenobióticos en
    los ciclos naturales.
  • El uso limitado de todos los recursos, a un ritmo que produzca niveles de residuos que el
    ecosistema pueda absorber.
  • Explotación de los recursos renovables en proporciones que no sobrepasen la capacidad
    del ecosistema de regenerar tales recursos.
  • Basar la economía en lo local, en los circuitos cortos, lo que implica una drástica reducción
    de la movilidad, especialmente la motorizada.
  • Usar fuentes energéticas de origen solar.
  • Potenciar una alta diversidad e interconexión humana y biológica.
  • Buscar la cooperación frente a la competitividad. Redistribuir con criterios ecológicos y de
    equidad el acceso a recursos naturales y las riquezas.
  • Funcionar desde el principio de precaución.

Se adjuntan las aportaciones de Ecologistas en Acción al anteproyecto de Ley de Economía Sostenible presentado por el Gobierno.