No fue hasta 1977 cuando se puede hablar de revistas ecologistas, entendiendo por tales las publicaciones realizadas por los grupos ecologistas con difusión comercial. En ese año nace Alfalfa: revista de crítica ecológica y alternativas, editada por el colectivo TARA (Tecnologías Autónomas, Radicales y Autogestionadas) radicado en Cataluña. También, en junio del mismo año, el Col•lectiu de Periodistes Ecologistes de Catalunya lanza Userda, una revista elaborada, según reza su primer número, por grupos ecologistas de Barcelona y de las comarcas catalanas. A pesar de coincidir con uno de los momentos álgidos de un movimiento social que apenas acababa de nacer, ambas revistas apenas duran una docena de números.

Sin caer en el desánimo, es en 1979 cuando el movimiento ecologista de todo el Estado español puso en marcha otro proyecto de comunicación: la revista El Ecologista. El primer número aparecía en los quioscos gracias al esfuerzo del Colectivo Tierra y de un importante y dispar grupo de organizaciones y activistas que apoyó su nacimiento, pero que no pudo evitar que la revista dejara de editarse al año de iniciarse su publicación.

Posteriormente, aunque vieron la luz numerosas publicaciones de vida más o menos efímera en coincidencia con la capacidad de los grupos ecologistas que estaban detrás, ninguna de ellas tuvo distribución comercial, hasta la aparición de Gaia en junio de 1993, editada por la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA). Tras la fundación de Ecologistas en Acción, Gaia cambia de cabecera y recupera la de El Ecologista en el verano de 1999.

Desde ese año, El Ecologista se ha consolidado como una publicación de referencia en la información ambiental en todas sus vertientes, actuando como un elemento impulsor del ecologismo organizado.

José Luis García Cano. El Ecologista nº 41