En declaraciones hechas a un medio local respecto del destino de una loba abatida por Celadores de Caza, el Sr. Martínez Egea mintió al manifestar haber entregado el ejemplar a la Guardia Civil para su custodia

Durante la celebración de la Junta Consultiva de la Reserva de Caza de Fuentes Carrionas el pasado lunes 17 de marzo, se puso de manifiesto una vez más, la complicidad existente entre los máximos responsables de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León con algunos de sus Celadores, precisamente de aquellos que ponen en entredicho la labor y el buen hacer del resto de Celadores y Agentes Ambientales.

Esa complicidad llega al extremo de mentir públicamente, implicando a otra institución como es la Guardia Civil y matando al mensajero, el periodista que siempre malinterpreta las palabras del político de turno. La información recabada por los grupos conservacionistas ponen de manifiesto que el Sr. Martínez Egea mintió al decir públicamente que el cadáver de la loba fue entregado a este cuerpo. La pregunta que surge ahora es obvia, si el señor Egea mintió y la loba no se entregó a la Guardia Civil ¿dónde esta ahora ese ejemplar?.

Esta complicidad no es nueva en la Jefatura del Servicio Territorial de Medio Ambiente, ni en la Dirección de la Reserva de Caza, como queda demostrado en la hasta hace poco estrecha amistad que se mantenía con el Celador Mayor de la Reserva, hoy imputado por apropiación indebida y falsificación.

Toda esta nefasta gestión de la Reserva de Caza está provocando una huida hacia adelante de sus máximos responsables. Los ingresos cada año son menores (apenas 120.000 euros en 2013), los trofeos de peor calidad y el descrédito se instala cada vez en más sectores de la población montañesa que comienzan a ver como se trabaja solamente en un sentido que no es otro que el benefició de una parte del colectivo de cazadores, no de todos.

Llama la atención la falta de criterios técnicos contrastados con datos e informes que avalen las decisiones que se adoptan, así se pueden aumentar las cacerías de venadas en cuarteles donde la densidad de estas no es la mayor, o disminuir las batidas de jabalí a casi la mitad sin más. En resumen, todo un despropósito de gestión de una figura anacrónica como son las Reservas Regionales de Caza.