Las mayores concentraciones mundiales de esta lapa están en algunos enclaves de Melilla.

Guelaya-Ecologistas en Acción de Melilla. Revista El Ecologista nº 84.

La ferrugínea es una de las mayores lapas europeas, pues puede superar los 10 centímetros de longitud. Este molusco tiene en Ceuta, Melilla e Islas Chafarinas unas de las mayores concentraciones a nivel mundial y se trata de una especie catalogada “en peligro de extinción”. A pesar de la importancia de las comunidades de ferrugíneas que habitan en Melilla, son varias las amenazas que se ciernen sobre la especie. La última de ellas, el proyecto de ampliación del puerto.

Puede parecernos curioso que un molusco, en este caso una lapa, la Patella ferruginea, tenga el mismo grado de protección que el lince ibérico o el águila imperial. Por desgracia esta protección está más que justificada debido a múltiples razones, como su escasez, su práctica desaparición en muchas de las zonas costeras donde antes abundaba y lo reducido de su distribución geográfica actual.

Aunque también le afectan los vertidos contaminantes, la causa de su extinción en la mayor parte de la costa andaluza ha sido, además de la recolección con fines gastronómicos o como cebo de pesca –que ha afectado más a esta especie en concreto por su relativa escasez que a otras lapas más comunes, como Patella caerulea o P. rustica–, la destrucción de sus hábitat por la especulación urbanística en la costa. Pero tras su fragmentación en poblaciones no reproductoras debido a la urbanización, ahora se insiste en promover nuevas amenazas: las infraestructuras portuarias.

De los enclaves norteafricanos españoles donde las poblaciones de ferrugínea son todavía reproductoras, que serían Ceuta (44.000 ejemplares), Melilla (32.000) y las islas Chafarinas (49.000), solo este último parece librarse por ahora de futuros macroproyectos que pongan en peligro la viabilidad de la especie.

Las ferrugíneas en la Península Ibérica, incluyendo a la isla de Alborán como parte de la provincia de Almería, porque así se considera administrativamente, representan un escaso 1% del total de la población española, y la propia isla de Alborán alberga casi la mitad de estos ejemplares.

La Estrategia Nacional de Conservación de la Patella ferruginea considera que existen áreas críticas con población reproductora y es en los espacios gestionados por la legislación española como las ciudades y enclaves en el norte de África (p.ej. el Peñón de Vélez de la Gomera en donde se ha certificado la presencia de la especie) donde se tiene que aplicar la legislación de especies en peligro de extinción, según el Catálogo Nacional de Especies amenazadas.

Población en riesgo permanente

Esa concentración de un porcentaje tan elevado de la población mundial en tres áreas críticas, Ceuta, Melilla y Chafarinas, es donde reside la vulnerabilidad de esta lapa. Por ejemplo, ¿qué pasaría si una marea negra alcanza a cualquiera de estas zonas? Sin ir más lejos, el mes de octubre pasado llegó al puerto de Melilla un vertido de combustible de un barco en reparación en el puerto de Nador (Marruecos), que comparte bocana con el puerto melillense.

En este caso se trató de un vertido menor, pero ¿qué pasaría si viene a Melilla, Ceuta o Chafarinas una marea negra? El puerto de Melilla, al carecer de medios propios para afrontar una marea negra exterior, tendría que pedir a la Guardia Civil sus medios muy precarios, que no permitirían detener un posible episodio así, poniendo en riesgo al 25% de la población de una especie en peligro de extinción en España.

La Patella ferruginea habita en más de un kilómetro de la escollera exterior del puerto de Melilla. Esta escollera no ha sido definida como espacio portuario por el Plan de Utilidades de Espacios Portuarios (PUEP) de 2010, lo que puede suponer una estafa, ya que Melilla no tiene reconocidas por Marruecos aguas jurisdiccionales –al igual que Ceuta–, por lo que se está creando un problema diplomático con el país vecino. Esto no solo afecta de forma negativa a la Patella ferruginea, sino a las personas que vivimos fuera de la Península Ibérica, por lo que desde Ecologistas en Acción de Melilla exigimos que se cumplan las leyes estatales y directivas europeas.

Javier Guallart, biólogo marino y uno de los mayores expertos en la especie, comentó un dato curioso mientras realizaba un censo de ferrugíneas en esta escollera, y es que en uno solo de estos bloques vivían más ejemplares que en todo el litoral andaluz. Esto ilustra la abundancia de la especie en este tramo de litoral melillense y su escasez en el resto del mundo. Sin duda, la escollera exterior del puerto de Melilla reúne las mayores densidades de P. ferruginea del mundo.

Labor para defender a la lapa ferrugínea

Ecologistas en Acción Melilla ha demandado, por activa y por pasiva, la necesidad de un Plan de recuperación de la especie en Melilla. Además, ha participado en las alegaciones a varias actuaciones que ponían en peligro sus poblaciones, como el proyecto de descontaminación de la playa de Horcas, que afectaba a más de 200 ejemplares de ferrugíneas, o la construcción del Paseo Marítimo de Horcas en Melilla, por la desaparición de más de mil ejemplares enterrados en un kilómetro de costa.

Podemos sumar a esto que la bahía de Algeciras también está considerada entre sus zonas críticas, y allí igualmente Ecologistas en Acción está actuando en defensa de esta especie. Según Guallart el estado de regresión de P. ferruginea impulsó su inclusión en diversas figuras de protección de la legislación europea (Anexo II del Convenio de Berna, Anexo II del Convenio de Barcelona y Anexo IV de la Directiva de Hábitats).

Desde 1999 está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, en su máxima categoría de protección, “en peligro de extinción”. En este sentido, la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (artículo 56) establece que la inclusión de una especie en la categoría “en peligro de extinción” conllevará, en un plazo máximo de tres años, la adopción de un plan de recuperación para asegurar su conservación, cuya elaboración y aprobación corresponde a las comunidades autónomas y ciudades con estatuto de Autonomía.

El artículo 57 de la mencionada Ley establece asimismo que, para las especies amenazadas presentes en más de una comunidad autónoma, como es el caso de Patella ferruginea, deben aprobarse estrategias de conservación, que constituirán el marco orientativo de los planes de recuperación, e incluirán al menos un diagnóstico de la situación y de las principales amenazas para las especies, así como las acciones a emprender para su recuperación.

En consecuencia, en 2008 se aprobó la Estrategia para la conservación de la lapa ferrugínea en España, que representa el primer esfuerzo dirigido a establecer actuaciones concretas para la conservación de un invertebrado marino en España. En la Estrategia se recomienda el control anual de las poblaciones reproductoras, realizando un censo exhaustivo al menos cada cuatro años.

Ampliación del puerto de Melilla

En Melilla abunda en la Zona de Especial Conservación de los Acantilados de Aguadú. Pero la zona costera con el censo más elevado es la escollera del puerto comercial, que llega a albergar 23.000 ejemplares en sus antiguos y erosionados bloques de hormigón.

Al igual que pasa en Ceuta, la existencia de un proyecto de ampliación del puerto comercial de Melilla hace que el futuro de esta escollera, y por tanto de una de las más importantes poblaciones de ferrugínea a nivel estatal, sea incierto. Todo va a depender, como en tantas ocasiones anteriores, de que se cumpla la ley, demostrando que el estatus de protección de la especie es real y sirve para algo. Según las alternativas del documento inicial del proyecto desparecerían entre 5.800 y 9.800 ejemplares. En unos meses se iniciará, según el cronograma del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la evaluación ambiental del proyecto de ampliación. El periodo de información pública y la resolución posterior determinará, 18 meses después, si es posible o no la ampliación del puerto de Melilla.

En el caso de Ceuta, la tercera fase de la ampliación de su puerto se denegó en el año 2009 porque estaban afectados 2.500 ejemplares. En el caso de Tarifa, en 2011, también se rechazó la ampliación del puerto por estar afectados el 5% de los ejemplares peninsulares.

Por ahora, seguimos disfrutando de su bonita forma estrellada, que la distingue de las otras lapas, y admirando el tamaño de las más longevas, que pueden superar los 10 centímetros de longitud y los 30 años de edad. Y seguimos luchando contra los intereses a corto plazo para que nuestros hijos disfruten también de ellas y de su contribución a la biodiversidad y a la salud del ecosistema.