Cuando recordamos otros movimientos de liberación, de cambio, de mejora para la libertad y la igualdad, nos gusta pensar que, de haber estado allí, hubiéramos sido abolicionistas o sufragistas, o al menos, no habríamos cooperado con la opresión, ni nos habríamos desentendido del tema. No llegamos a tiempo.

Ahora tenemos otra oportunidad, la de la revolución menos sangrienta de la historia. Y no se nos pide que arriesguemos la vida, ni siquiera la cárcel: simplemente que elijamos otro plato en el menú, otra forma de vestirnos, otros productos para asearnos, otra manera de divertirnos… tan sólo debemos elegir la opción del respeto por las personas, por el medio ambiente y por los animales.

Así comenzaba la charla-Conferencia en conmemoración al 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, que bajo el título «Comer con Conciencia», tenía lugar el pasado 10 de junio, en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Marchena.

Sebastián López, representante de la Asociación para el Vínculo Humano-Animal de Sevilla, fue el primero de los ponentes en intervenir, haciendo un detallado recorrido sobre los efectos nocivos para el planeta derivados del consumo de alimentos de origen animal. Cifras impactantes como que el gasto de agua que supone producir una hamburguesa de vacuno de 100 grs. asciende a 2.500 litros, o que la ganadería industrial puede aportar hasta un 51% de gases de efecto invernadero emitidos a nivel mundial, frente al 13% de todo el sector transporte.

Otro de los efectos negativos del consumo de productos de origen animal, explicaba Sebastián, es la deforestación masiva y la tala de bosques, para el cultivo de cereales y grano destinado a la alimentación de la ganadería y el pastoreo. Como consecuencia de éste hecho, nos enfrentamos a la pérdida de auténticos pulmones verdes para el planeta y la extinción de especies tanto vegetales como animales. Por ejemplo es la causa del 91% de la desaparición de los bosques del Amazonas. En este sentido, no sólo corren peligro animales y plantas, sino también las personas autóctonas y aquéllas que, como en el caso de Berta Cáceres, luchan contra la explotación medioambiental de las transnacionales y defienden los derechos de los indígenas.

En cuanto al daño directo que la cría de animales tiene sobre las personas, y sin entrar en materia de salud, Sebastián explicó como el sistema de producción actual, donde la industria únicamente busca reducir gastos y tiempo, hace que los animales sean alimentados por piensos de engorde, e inoculados con antibióticos y hormonas para acelerar su crecimiento y fármacos para evitar enfermedades.

Además, la manipulación de éstos en granjas y mataderos supone un serio riesgo para la salud laboral de los/as trabajadores/as derivado, no sólo del peligro por la manipulación de maquinaria, sino por la situación de estrés, ansiedad y la carga emocional que conlleva trabajar hora tras hora, día tras día, con incontables animales que están en distintas situaciones de temor, dolor y muerte.

Por último, Sebastián explicó cómo se crían los animales, cómo es la vida de un animal de granja, cómo es la realidad tras la imagen que las industrias quieren vendernos de felicidad y prados verdes con vacas felices, ofreciéndonos datos tales como que:

Entre 60.000 y 70.000 millones de animales de granja se crían cada año en el mundo para el consumo de carne, huevos y leche. Los animales en granjas industriales son tratados como máquinas para producir carne, leche y huevos. A los pollos se les recortan los picos con una cuchilla caliente mientras que los machos de cerdos y ganado bovino son castrados sin ningún tipo de anestesia. Los cerdos, pavos y pollos de estas granjas viven sus cortas vidas en oscuras y abarrotadas naves sin ventanas. Es frecuente que muchos de ellos se encuentren tan apretados que no puedan moverse ni extender una sola de sus alas o patas. Atascados en sus propios excrementos, y con el hedor del amoníaco inundando el ambiente. Muchos de estos animales mueren en el camino y otros se encuentran demasiado enfermos o débiles para salir del camión al llegar al matadero. Aquellos que sobreviven a esta terrible y traumática experiencia acaban en la cadena de procesado de carne que es bastante imperfecta a la hora del obligado aturdimiento, llegando en muchos casos en estado de consciencia a las distintas etapas del desangrado y desmembrado o desplumado.

Para finalizar su intervención, proyectó el siguiente vídeo:

En la segunda parte del coloquio, Francisco Ruiz, experto en promoción de la salud, se centró en exponer que, hoy día, ya no hay ningún género de dudas sobre la relación entre el consumo de carne y el cáncer. En ese sentido, recordó que el posicionamiento de la OMS de octubre pasado no podía mantenerse silenciada durante más tiempo, pues llevamos más de 20 años disponiendo de una larga lista de potentes estudios científicos que así lo confirman. En particular, citó los estudios de la Universidad de Oxford y los de la Universidad de Harvard. La Facultad de Medicina de esta última publicó, en 2012, el mayor estudio hasta la fecha (seguimiento de más de 28 años a más de 120.000 personas) y que confirmó que el consumo de carne eleva la mortalidad de las personas.

La noticia positiva es que el riesgo de mortalidad disminuye significativamente si se sustituye la carne por alternativas más saludables, como la alimentación basada en vegetales, legumbres, cereales integrales, frutas, frutos secos…, rica en fitoquímicos, bioflavonoides y otras sustancias protectoras y promotoras de la salud

Finalmente, Francisco nos orientó sobre cómo podemos alimentarnos de forma más saludable, citando precisamente el denominado “Plato de Harvard”, (creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard) que enfatiza la alimentación basada en vegetales.

La charla-conferencia, finalizó con un turno de ruegos y preguntas en el que participó el público asistente y se les entregó una cesta de jabones artesanos de Adismar a los ponentes en agradecimiento a su disposición y colaboración.

Puedes ver la charla completa en el siguiente video