ADIF presume de responsabilidad social corporativa. Sin embargo, los hechos desmienten su supuesta sensibilidad ambiental.

Así, en los últimos años, y solo en Valdemoro, hemos lamentado la tala de árboles, fumigaciones masivas de sus vías con glifosato, como las de diciembre de 2015 (realizadas, para mayor escarnio, el «Día Mundial del No Uso de Plaguicidas») y ahora los vertidos sobre hábitats naturales de interés comunitario en el arroyo de la Cañada.

Además, una vez producido el daño, parece que tampoco apremia la recogida de escombros, desechos y la mínima limpieza de la zona.

Todavía aguardamos la respuesta de la Dirección de Red Convencional y de la Dirección de Medio Ambiente.