El apartado de autorización, y más en concreto, el proceso de sustitución de los químicos más peligrosos, es el gran asunto por resolver en el Consejo para llegar a un acuerdo político sobre el reglamento REACH. Si el acuerdo que se adopte fuera diferente al texto votado por el Parlamento Europeo el 17 de noviembre, el proceso de aprobación avanzaría hacia una segunda lectura parlamentaria…y todo parece indicar que el Consejo no se está moviendo en la misma dirección que el Parlamento.

Después de las declaraciones del Gobierno alemán de que apoyaría una propuesta de compromiso de la presidencia si los miembros del Consejo suscriben ciertos cambios, el Reino Unido ha adelantado la fecha de la reunión extraordinaria prevista para el 19 de diciembre, al día 13. Recordemos que fue el Gobierno alemán el que pidió un aplazamiento del acuerdo sobre el REACH en el Consejo [1] y que la industria química alemana es la mayor de Europa.

Los cambios a los que se refiere el Gobierno alemán significarían una nueva erosión de la propuesta de reglamento de la Comisión y de la votación en el Parlamento. El gobierno Merkel quiere:

- Permitir a las empresas estimar el riesgo químico de sus productos sin que tengan que proporcionar información completa sobre sus propiedades, por lo que será imposible realizar una evaluación de riesgo correctamente para determinar los usos seguros de una sustancia.

- Incluir una cláusula que permita a los productores de sustancias químicas no proporcionar información al usuario de las mismas, por lo que la responsabilidad del productor se trasladará al usuario, violando uno de los principios clave del reglamento.

- Para químicos sujetos al proceso de autorización propone una redacción similar al texto de la presidencia, pero más permisivo con la industria con autorizaciones sin límite temporal, eliminando los incentivos para desarrollar alternativas más seguras.

Asistimos, por tanto, a un nuevo ataque al reglamento, esta vez por parte del gobierno conservador con la industria química más potente del continente. La presidencia británica admite que la mayoría de las delegaciones están de acuerdo con los apartados de registro y evaluación, pero que el apartado de registro sólo una minoría de países proponen que no se conceda autorización a una sustancia extremadamente preocupante si hay productos alternativos adecuados.

El ministro Montilla, representando al gobierno español, ha pedido la exclusión del sistema de las sustancias derivadas de los procesos de producción cerámico, cal y yeso argumentando que de lo contrario “afectaría a la competitividad de esos sectores”. El gobierno español, en línea con las declaraciones de la clase política europea, declara que es imprescindible mostrar la “flexibilidad necesaria” para llegar a acuerdos entre posiciones enfrentadas, que aseguren “una solución equilibrada” que asegure efectos positivos para la salud y medio ambiente, pero «sin poner en riesgo la competitividad de la industria europea».

REACH se gestó para proporcionar información sobre 30.000 de las 100.000 sustancias químicas sobre cuyos efectos en el medioambiente y nuestra salud conocemos poco o nada. La tendencia en el proceso de aprobación ha sido el de debilitar la propuesta reglamentaria cada decisión que se ha tomado. Ya veremos qué versión del REACH es la que se acaba aprobando y para qué va a servir realmente. Porque no va a proporcionar la información necesaria para clasificar la mayoría de las 30.000 sustancias bajo el sistema REACH y todo indica a que se seguirá autorizando la producción de las sustancias que se consideren extremadamente preocupantes.

Notas

[1] aludiendo al poco tiempo que se le dejaba al nuevo ejecutivo para posicionarse ante un reglamento complejo. Inicialmente el acuerdo estaba previsto que se tomara el 29 de noviembre