Ecologistas en Acción felicita a todos los implicados en la elaboración del Pacto Ibérico por el lince, que consideramos inicia una nueva etapa en los esfuerzos para evitar la extinción del lince, ya que este pacto supone un importante avance en la conservación de la especie al aglutinar a las diferentes administraciones con presencia de lince o áreas potenciales (aunque faltan las comunidades autónomas de Madrid y de Castilla y León); fortalece el papel del Ministerio de Medio Ambiente como coordinador de las administraciones regionales españolas; e incorpora al Ministerio de Medio Ambiente de Portugal, logrando el necesario carácter ibérico.

La firma de este Pacto Ibérico, supone una serie de compromisos que deben desarrollarse con actuaciones concretas, y desde Ecologistas en Acción consideramos que algunas de estas actuaciones deberían ser las siguientes:

- Confirmar o descartar de forma definitiva la presencia de la especie en todas las poblaciones de lince identificadas en 1990 en las que siguen existiendo indicios de su presencia, con el objetivo de adoptar las medidas necesarias para su conservación.

En los últimos años la localización de excrementos de lince en varias zonas de su distribución histórica, junto con la reciente comprobación mediante video de presencia de linces en Castilla-La Mancha son esperanzadoras, y nos demuestran que todavía pueden quedar otras poblaciones, incluso reproductoras, de lince ibérico.

Resulta sorprendente, y decepcionante, que todavía hoy en día no conozcamos con exactitud el área de distribución de la especie y el número de ejemplares existentes. No podemos olvidar que una población de linces, por reducida que pudiera ser, en zonas de Extremadura, Castilla y León o Madrid tendría una gran importancia para la conservación de la especie.

- Establecer medidas drásticas de conservación del hábitat del lince ibérico, asegurando su adecuada gestión, regulando actividades como la caza, evitando los cambios del uso del suelo y excluyendo en toda su área de distribución los proyectos urbanísticos y de infraestructuras (carreteras o embalses) altamente impactantes.

Es absolutamente necesario blindar las últimas poblaciones de la especie, y para ello es necesario que la conservación del lince sea prioritaria, incluso frente al PEIT (Plan Estratégico de Infraestructuras de Transportes), la política de aguas, el desarrollo urbanístico etc.

Para que los programas de cría en cautividad tengan realmente sentido es evidente que resulta imprescindible que se tomen medidas eficaces para lograr la conservación del hábitat.

- Aprobación de los Planes de Recuperación de la especie en las cinco Comunidades Autónomas (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid).

Hasta el momento solo Castilla-La Mancha y Extremadura cuentan con este Plan mientras que Andalucía pese a su protagonismo no ha querido aprobarlo y Castilla y León y Madrid prefieren considerar a la especie como extinguida.

Afortunadamente la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, actualmente en discusión en el Senado, establece un plazo máximo de tres años para la elaboración de los Planes de Recuperación, esperemos que esto sirva para lograr su elaboración.

- Aumentar el nivel de coordinación entre las administraciones, instituciones y organizaciones implicadas en la conservación del lince ibérico.

Seguimos sin poder participar en el grupo de trabajo del lince dependiente de la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza.

Todos estos retos se resumen en uno solo, la aplicación de la Estrategia Nacional para la Conservación del lince ibérica, ya que todo lo mencionado está incluido en esta Estrategia aprobada en febrero de 1999, y que hoy todavía es una hoja de ruta perfectamente valida para asegurar la conservación a largo plazo del lince ibérico.

En los últimos 10 años se ha trabajado mucho para evitar la extinción de este felino, se han logrado avances y se han cometido errores, pero resulta preocupante que los problemas que tenemos actualmente son prácticamente los mismos que los que identificó el Taller sobre la Viabilidad de las Poblaciones del Lince Ibérico, celebrado en Cabañeros en 1998. Concretamente:

- Insuficiente coordinación entre todos los responsables de la conservación del lince.
- Alteración y destrucción de su hábitat
- Fragmentación de sus poblaciones, con los problemas demográficos y genéticos asociados.
- Disminución de la disponibilidad del conejo.
- Factores de mortalidad no natural: atropellos, furtivismo, lazos y cepos.
- Insuficiente información y concienciación social
- Insuficiente conocimiento sobre abundancia y distribución del Lince Ibérico necesario para el diseño y adopción de medidas de conservación.

Han pasado 10 años de aquella reunión, se ha trabajado mucho para evitar la extinción de este felino, se han logrado avances y se han cometido errores, pero resulta muy preocupante que los principals problemas que tenemos actualmente son prácticamente los mismos de entonces.